Katty Fontey
«Los prostíbulos de San Camilo y de Maipú no tenían permisos y los cabrones dueños de los prostíbulos se arrancaban. El cabrón era cola también pero antes que nada, era cabrón. El cabrón homosexual era respetado porque tenía plata, si ponía un negocio lo iban a respetar y nunca le pasaba nada. La Condesa y el Cheno eran cabrones colas con plata. El cabrón se arreglaba con los que venían en la Pesca, los atendía, les ponía una mesa, les pasaba plata. Estaba en otro status, su situación era muy distinta a la de un maricón de calle, un maricón puto. Una era un maricón puto.»